Puede que no te hayas parado a pensar por qué últimamente tu piel tiene más granitos de lo habitual o por qué la notas apagada, con falta de luminosidad y con los poros demasiado abiertos. Y es que aunque todas pasamos por épocas en las que nuestra piel sufre cambios debido a las hormonas o el cambio de temporada, lo cierto es que, si no hay ningún problema en la dermis (como puede ser la rosácea) a lo largo del año debería mantenerse más o menos estable. Así que, si no es así, quizá estés sufriendo un exceso de cortisol provocado por un estrés continuado en el tiempo. Este no solo es el culpable de que no duermas bien o de que sufras pérdida de cabello, sino que también hace que tu piel sufra y tenga esas imperfecciones a modo de respuesta.